lunes, 15 de julio de 2013

Capítulo 10 ~ Invitadas a la fiesta

    - Apunta M.A. –le dije a María cuando Blas me dijo el número de Álvaro.

María sacó su móvil, abrió la agenda de contactos y apuntó el número que yo le iba diciendp.

    - ¿Qué hacéis? –preguntó Patri, que se había acercado sigilosamente.
    - Nada, María me estaba diciendo el número de Álvaro para poder devolverle la chaqueta.
    - ¿Vas a quedar con él? –preguntó Sandra.
    - Supongo que sí. –contestó María. –Esperad, voy a hablar con él por whatsapp.


*Hola Álvaro, soy María, la chica del taxi.*
*Holaaaaaaaaa, ¿cómo has conseguido mi número? xD*
*Blas se lo ha dado a mi M.A. y ella me lo ha dado a mí.*
*¡Ah! Pues menos mal. :)*
*Bueno, Álvaro. Supongo que echarás de menos tu chaqueta, ¿no?*
*¡Es verdad! Te la dejé a ti. Quédatela si quieres :)*
*¿Estarás de coña? Esta chaqueta tiene pinta de ser muy cara.*
*Sí, lo es, pero bueno, sé que estará en buenas manos.*
*Gracias :))*
*¡Oye! ¿Tienes planes para esta noche?
*No, ¿por?*
*¿Te apetece venir a la fiesta de cumpleaños de un amigo?*
*¡Vale! ¿Dónde será?*
*Es en Madrid, ¿paso a recogerte?*
*Vale, ¿sobre las 18.00?*
*Perfecto. Pero, no vamos solos.*
*¡Ah! ¿Y eso? ¿Quién más viene?*
*Pues de momento nosotros dos, Blas, María, David y Carlos.*
*¿Carlos?*
*Sí, un amigo nuestro :)*
*¡Ah, vale! ¿Y de quién es el cumple?*
*De Dani, otro amigo.*
*Genial. ¿Y va alguien más que yo conozca, a parte de mi M.A?*
*Blas David y yo jeje. Si queréis podéis avisar a alguien más.*
*Pero Dani no las conoce.*
*¡Mejor! ¡Más sorpresa!*
*jajaja! Vale, se lo diré a las cotillas que tengo aquí al lado xD*
*Perfecto guapísima. ¿Entonces quedamos a las 18.00 en tu casa?*
*Vale Álvaro. Gracias por invitarme. Un beso*
*A ti por acompañarme. Te quiero ♥*

    - ¡Ooooh! ¡Qué bonito! –exclamaron Patri y Sandra a coro.

Las mejillas de María se tiñeron de rojo.

    - ¿Os vendréis? Preguntó María.
    - ¡Claro! No vamos a perder la oportunidad de conocer a los maravillosos Blas y Álvaro. –dijo Sandra.

Las tres rieron a coro. En ese momento, yo me acerqué.

    - Chicas, yo hoy por la noche no salgo, tengo planes… -dije sin haberme enterado de lo que Álvaro le había dicho a María.
    - No pasa nada, nosotras también tenemos planes. ¿Tus planes tienen que ver con Blas y una fiesta de cumpleaños? –preguntó Patri riendo.
    - ¿Cómo lo sabes? –pregunté extrañada.
    - Porque nosotras también vamos, Álvaro nos ha invitado a todas. –dijo Sandra orgullosa.
    - ¿A qué hora habéis quedado vosotras? –pregunté.
    - A las 18.00. –respondió mi M.A.
   -Vale, entonces nos veremos allí, yo he quedado a las 17.00.

sábado, 13 de julio de 2013

Capítulo 9 ~ Su amigo

La puerta de la clase se cerró.

     - Vamos chicos, todos al final de la clase. Vamos a hacer un cambio de sitios.

Todos nos miramos entre nosotros. Aquello era raro. Nos habían cambiado de sitio la semana anterior, ero como siempre, no parábamos de hablar.

    - Esta vez lo haremos sacando números al azar. –Dijo la profesora.- Patricia, di un número del 1 al 30.
    -¿El 23? –dijo Patri confusa.

La profesora miró la lista de clase.

    - ¡María Rodríguez! Siéntate ahí. –dijo la profesora señalando la primera fila.

Mi mejor amiga cogió sus cosas y se sentó en el sitio indicado. Miró hacia atrás. Hacia donde estábamos los otros 29 alumnos. Impacientes por saber dónde nos sentaríamos.
La profesora fue diciendo números y colocando alumnos, uno tras otro. Al final quedábamos sólo yo y otras dos chicas más.

    - El número 26. María –dijo la profesora mirándome.

Me senté en mi sitio. Intenté ver un poco la pizarra pero no podía. Delante de mí había dos chicos más altos que yo y además yo necesitaba gafas, pero odiaba ponérmelas. Levanté la mano.

    - ¡Rosa! –grité a la profesora, para hacerme oír.
    - Dime María.
    - Pues… que no veo nada desde aquí.
    - Vale… te pongo en primera fila.


Asentí. María, mi mejor amiga, me sonrió desde su sitio. La profesora me cambió de sitio y me puso al lado de María.

    - ¡Hola! Ya estoy aquí otra vez. Algo bueno tenía que tener ser chiquitita y miope. –Dije riéndome.
    - Oye M.A. –Dijo María.
    - Dime.
    - ¿Tienes el número de Álvaro? Es que ayer me dejó su chaqueta y tengo que devolvérsela.
    - Pues no lo tengo…
    - ¿Y el del otro chico lo tienes?
    - ¿El de Blas? Sí, el suyo sí. –dije sonrojándome.
    - Pues dámelo y le pregunto el número de Álvaro.
    - Espera que se lo pregunto yo por whatsapp. –La profesora me miraba muy seria.- Pero mejor después, cuando acabe la clase.
    - Vale.

Durante los 50 minutos que duró la clase de lengua mi móvil no paró de vibrar. Alguien me estaba hablando por whatsapp cada veinte segundos. En cuanto sonó el timbre, me saqué el móvil del bolsillo, se lo di a Sandra y le dije que mirase los whatsapp que tenía, que yo iba al baño.
Sandra cogió mi móvil con muchas ganas, puso la contraseña y empezó a leer la conversación con Blas.
Cuando volví, todas se reían en torno a mi móvil. Me acerqué preguntando:

    - ¿Qué pasa? ¿De qué os reís?
    - De lo que dice Lentejas. –contestó Patri.
    - ¿Y qué dice?
    - Que un tal Blas es muy pesado y no le devuelve su móvil. –respondió Sandra.
    - Pero… si dice que Blas no le devuelve su móvil, ¿con quién estáis hablando? –dije confusa.
    - Pues con Lentejas. –dijo Patri convencida.
    - No. No estáis hablando con Blas. Porque Blas es Lentejas. Seguramente sea algún amigo suyo. Dame el móvil.

Sandra me devolvió el teléfono.

*¿Quién eres?*
*Soy un amigo de Blas*
*Ah, ya decía yo. Jeje. ¿Cómo te llamas?*
*Me llamo David*
*¡Ah! David el del hospital, ¿no?*
*El mismo*

    - Vale chicas, ya está. Es David. Un amigo de Blas.
    -  Ah… entonces nunca conoceremos a Lentejas. –Dijo Patri desilusionada.
    - Lo siento, chicas. Además no creo que nos volvamos a ver.
    - Pues es una pena… -dijo Sandra.

jueves, 4 de julio de 2013

Capítulo 8 ~ Cotillas

La clase de matemáticas, a María, se le hizo mucho más corta de lo normal. Había empezado a pensar en el taxi, en Álvaro, en lo que había pasado… Esa hora, esa noche, ese taxi, fueron lo mejor que le había ocurrido. Perdida en sus pensamientos, María escuchó una voz que, a lo lejos, la llamaba.

    - María…María...¡María!
    - ¿Qué? –dijo María sobresaltada.
    - ¿Que de dónde has sacado esta chaqueta nueva? –preguntó Patri.
    - La chaqueta… tengo que hablar con mi M.A’ –contestó María.
    -¿Me vas a decir dónde la has comprado? –insistió Patri. –Me gusta.
    - No es mía. Es de Álvaro.
    - ¿Del chico del taxi? –dijo Sandra.
    - Sí, de él. Me la prestó porque tenía frío.
    - ¡Ooooooooh! ¡Qué mono! –exclamaron las dos.

María se sonrojó.

    - Oye, ¿y por qué tienes que hablar con tu M.A’? –preguntó Patri.
    - Pues porque tengo que devolverle la chaqueta a Álvaro, pero no tengo su número.
    - ¿Y tú crees que María lo tendrá? –dijo Sandra.
    - No, pero puede que tenga el del chico de las lentejas. –contestó María.
    - ¡Es verdad! ¿Quién será ese tío? Voy a llamarla. –dijo Patri.

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En ese momento llegué al instituto, mi móvil empezó a sonar, era Patri.
Colgué, la iba a ver en unos segundos. Subí las escaleras y entre en mi clase. Allí estaban mis amigas. Saludé con la mano y dejé la mochila encima de mi mesa.

    - ¡Hola chicas! –dije.
    - Hola, ¿qué tal está tu primo? –preguntó Patri.
    - Bastante bien. Ya le han dado el alta.
    - ¿Y tu cena de anoche? –preguntó Sandra.
    - Muy bien HS. Cené ensalada.
    - Me refiero a la compañía, tonta.
    - ¡Uy! ¡Mierda! –dije sacando el móvil.
    - ¿Qué? –preguntó María.

Miré mi móvil, abrí el whatsapp. Patri miraba todo lo que hacía. Busqué “Lentejas”.

    - ¿Lentejas? –dijo Patri extrañada.

Escribí: 

*¡Hola! Soy la chica del hospital. ¿Te acuerdas de mí? J* 

    - ¿Qué haces HS? –dijo Sandra
    - Nada, nada… está en línea. –Dije en voz baja riendo.
    - ¿Quién está línea? –preguntó Sandra.
    - Lentejas. –respondió Patri.
    - ¿Es el chico de la cena? –dijo mi HS.

Asentí sin querer.

*Hola preciosa, pensé que no me hablarías*

    - ¡Ooooh! Qué cuqui… gritó Patri.
    - ¡¿Qué ha dicho?!


Capítulo 7 ~ La Nota

El móvil sonó en la mesilla de noche. María se despertó, eran las 7.15 de la mañana. Le daba pereza, pero tenía que levantarse o llegaría tarda a clase. Se vistió, desayunó, se peinó, cogió la mochila y se fue. Por el camino se encontró con Sandra.

    - Hola, ¿qué tal?
    - Bueno, cansada… ayer llegué tarde a casa. –contestó María.
    -¡Uy! ¿Y eso?
    - Pillamos un atasco.
    - ¿Pillasteis?
    - Claro, pillamos. El taxista, Álvaro y yo. –explicó María.
    - ¿Álvaro? ¿Quién es Álvaro?
    - Un amigo. –contestó María mientras sus mejillas se ruborizaban.
    - ¿Sólo un amigo?
    - ¡Claro! Nos conocimos ayer. –dijo María riendo.

Llegaron al instituto. Se sentaron en sus sitios y la profesora entró en el aula. María habló con ella y luego volvió a su sitio.

    - ¿Qué le has dicho? –preguntó Alexandra, que acababa de llegar.
    - Que María no va a venir hoy porque está en el hospital con su primo.
    - Bueno, con su primo o con el tío de las lentejas. –rió Sandra.

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Me desperté. Mi primo seguía durmiendo, pero la otra cama estaba vacía. Encima de la mesita había una nota. La leí:

“A David ya le han dado el alta. 
Una enfermera ha dicho que a tu primo se la darían en unas horas.
Sobre las 12 o así.
Me he tomado la libertad de guardar mi número en tu agenda de contactos. 
Yo no tengo el tuyo.
Espero que no te haya molestado.
Un beso.
El chico de las lentejas.”

Sonreí. Cogí mi móvil y busqué su número por la B de Blas, pero no estaba. Me quedé pensando y decidí buscar en la L, ahí estaba: “Lentejas”. Me reí tan fuerte que mi primo se despertó.

    - ¿Qué pasa, María? –preguntó asustado.
    - Te van a dar el alta. A las 12 o así.
    - ¿Cómo lo sabes?
    - Soy adivina. –dije  intentando esconder la nota.
    - ¿Qué tienes ahí? –preguntó señalando mi mano.
    - Nada.

Mi primo se levantó de la cama y me quitó la nota, la leyó y dijo:

    - ¿Un beso? Uy uy uy… este quiere algo.
    - ¡¿Qué va a querer?!
    - Ayer vi cómo te miraba. –Calló un momento. –Y cómo tú lo mirabas a él. Se notaba cierta química.

Miré al suelo intentando que no se notara el rubor de mis mejillas. Menos mal que llamaron a la puerta y una enfermera entró en la habitación.

    - ¿Diego? –preguntó.
    - Sí, soy yo.
    - Las pruebas han salido muy bien. Recoge tus cosas. Te vas a casa.
    - ¿Hay que informar en recepción cuando nos vayamos? –pregunté.
    - No, no es necesario. –respondió la enfermera mientras cerraba la puerta.

Mi primo metió todo en la bolsa de viaje y abandonamos aquella habitación.