- ¿Qué queréis tomar? –dijo la
camarera.
- Yo quiero… unas lentejas. –respondió
Blas convencido.
- Yo una ensalada.
La camarera tomó nota y se dirigió
a la barra.
- ¿Lentejas para cenar? –pregunté extrañada.
- ¡Claro! Me encantan las lentejas,
¿a ti no?
- No. Nunca había conocido a nadie que
le gustasen. –dije riendo.
Blas me
miró. Yo no me di cuenta porque estaba leyendo los mensajes de un grupo de
whatsapp. Contesté rápido y leí los de mi HS.
*¿Cómo se llama?*
Me reí.
Blas intentó ver de qué me reía, pero como no podía, se lo dije:
- Sandra, la chica con la que hablé
antes, me pregunta cómo te llamas.
- ¿Le has hablado de mí?
- No, le he dicho que iba a cenar
contigo, pero no sabía tu nombre.
- ¿Dejas que la conteste?
Le di mi móvil,
vi cómo escribía y me lo devolvió. Leí lo que había puesto. Me reí.
- ¿Te has cambiado de nombre?
- No, ¿por?
- Has puesto que te llamas:
*Soy un tipo raro porque me gustan las lentejas*
Nos reímos.
Sandra contestó.
- Oye, ¿por qué pone HS? –me preguntó
Blas.
- Significa Hermanas de Sangre.
- ¡Qué bonito!
- Sandra me dice que si en serio te
llamas así. –dije riendo.
Blas se
rió. No parábamos de reírnos y de hablar y sólo nos conocíamos desde hacía unas
horas. La gente de la cafetería nos miraba. Por fin llegó la camarera con la
cena.
- Lo siento, no nos quedan
lentejas. –dijo la mujer. –Y la cocina ya ha cerrado.
La camarera
dejó la ensalada en la mesa. Miré a Blas, que se había quedado sin cena.
- ¿Puede traernos otro tenedor, por
favor? –le dije a la mujer.
-Claro. –respondió.
Blas me
miró sorprendido y preguntó:
- ¿Vas a compartir tu cena conmigo?
- Por supuesto. No te vas a quedar
sin cenar.
- Nunca me había pasado esto.
- ¿El qué?
- Que una chica tan guapa a la que
apenas conozco comparta su cena conmigo.
Sentí cómo
mis mejillas tomaban un color rojizo. Blas me miró y se rió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario